martes, 4 de noviembre de 2008

MITADES


La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.
Gabriel García Márquez

Única habitante en la galería de los espejos de su alma.
Sobreviviente de la invasión de telarañas,
que ocuparon las imágenes perdidas.
Arquitecta de paredes mohosas, cubiertas de hiedras
que están trepando por su cuerpo.
Dueña de las huellas esclavas y de todos los besos borrados.
Es el ser mitad mujer y mitad pared, esperando la luz.
En sus ojos lágrima-espejo,
nadan abrazados el ayer y el hoy.
Ahí, en el fondo de ellos, flotan vestidas como verdes medusas
las palabras que traen el perdón.
En su mitad pared,
las columnas de sus brazos
las acercan, las aferran y por fin las suben a su boca.
Todo está preparado,
y al encenderse la luz del Génesis,
los espejos reflejan la verdad,
las telarañas quiebran sus hilos y caen,
y las hiedras se marchitan en sepia.
Su mitad mujer vuelve a creer en el amor,
mientras,
su mitad pared vuelve a construir nuevas defensas

por si acaso…

ALICIA CORA FERNÁNDEZ


miércoles, 15 de octubre de 2008

LA CRUZ DE TIZA



La puerta está marcada con tiza
dibujando la señal de la infamia.
El aldabón de bronce
se cierra en una mano que castiga.
Mi sueño quiere entrar.
No le importan el frío o el viento.
Como en el cine de la infancia,
quiere entrar y logra colarse
por un nudo abierto en la vieja madera.
Tirada en un rincón color ceniza está la almohada consejera
y a su lado el eterno libro de Neruda marcando el poema 20.
En el cenicero el fósforo apagado de la pasión vuelve a titilar.
Y el broche sujetando en la soga de la ropa
el pañuelo de seda secándose después del adiós,
lo saluda con un aleteo de paloma.
Este sueño, insiste en volar,
mece en su revoloteo horas perdidas,
minutos y segundos olvidados en cajones vacíos.
Ahora, en la pirueta final,
levanta suavemente mi alma,
la coloca sobre un pétalo del pensamiento azul
que sobrevive en el jardín convertido en baldío
y la lleva suspendida hasta el espejo.
La acomoda, la peina, la maquilla,
completa su labor y logra que le devuelva una sonrisa.
Alma feliz la mía, me acerco al cuarto en penumbras
y te veo como antes, esperándome.
Antes de entrar en él y en vos, corro como una loca,
abro la puerta y borro con lágrimas de perdón
la cruz de la infamia marcada con tiza.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

jueves, 25 de septiembre de 2008

UN HIMNO PARA BAJAR DE LA CRUZ


Aquí, en el hueco del olvido que me protege de la ignominia,
puedo consolar a mi ego maltrecho.
Quisiera sentir algo del amor que extraño.
Amanezco con las puntas de los dedos heridas
por agujas bordadoras en una noche sin rumbo
y pienso en qué recodo dejaron mi dignidad.
Hoy pretendo visitarme.
El atajo de la vergüenza seguramente me llevará con prisa
y el castigo de algunos sobre mis espaldas cansadas no se hará esperar.
El camino largo, sin duda va a demorar mi destino,
pero sé que al final, me está esperando la verdad.
Mis deseos incumplidos lloran en silencio.
El volver a ser amada,
implica poner a buen resguardo
a los que no se apiadaron ni se apiadan de mí.
Es arrancarme la corona de espinas y bajar de la cruz.
Vos, que me habitás, ayudame.
Dame tu mano, caminemos,
y hagamos que los pasos de la redención
marquen en voz baja los compases del himno nacional
que me honra como República.


ALICIA CORA FERNÁNDEZ

sábado, 6 de septiembre de 2008

LA LUZ DE MI SOMBRA


Estoy parada en esta elegida soledad,
con los vientos en calma el aire se respira más puro.
Tu recuerdo ya no acelera los latidos de mi corazón.
Aquellos aguaceros de mis lágrimas cumplieron su labor
secando los brotes de los rosales.
Creo haber dejado atrás todas las tempestades.
Soporté estoicamente tu lanza de guerra,
y ahora sé que es inútil sostener en mi mano la pipa de la paz,
no la fumamos juntos, y eso ya no me angustia.
En el lugar donde miro al sol y se me achinan los ojos cegados
hay una silueta que asomada dice presente.
Trato de ver y pongo mis manos en visera
Allí está, es la luz de mi sombra
que en un atisbo de coraje se funde a mi cuerpo
y me devuelve las ganas de ser otra vez yo.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

domingo, 3 de agosto de 2008

HANSEL y GRETEL II


…¡Si tendré yo la suerte de ir alguna vez por tan deslumbrante sendero!…Los Hermanos Grimm


Con las manos tomadas
se transmiten sudor y confianza.
Diez años rubios enfundados en la camiseta de Boca.
Ocho con largo pelo negro y pollerita de volados.
En la noche miedosa,
las estrellas se apagan y se esconden
tras una luna llena ciega de luz.
Todas las brujas de los cuentos
andan sueltas en escobas.
La cortina metálica del almacén de la esquina
cae barullera y les grita ¡Hasta mañana!
el maullido de un gato vagabundo los asusta.
El papel del envase recién comprado
de harina Triple 000 está roto
y sobre las veredas queda dibujado un surco blanco.
La torta de manzana de mamá se pierde en el miedo
y ahora el sendero de Hansel y Gretel
queda dibujado al revés.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

miércoles, 16 de julio de 2008

MAGIA EN LA VEREDA


Vuelvo a mi barrio y después de tantos años todo cambió,
Las últimas glicinas se agostaron en sepia.
Las casas bajas cayeron en silencio, llevándose mi infancia en sus escombros y las que sobreviven al progreso, están como detenidas en el tiempo.
Inicio la Búsqueda del Tesoro de mi niñez y la calle me grita el lugar exacto.
Piso una vereda, no importa cuál, y la baldosa floja junto al jacarandá me recibe con una sonrisa de costado.
Un Sol de VAN GOGH forma sólo para mí arabescos de luz.
La Rayuela de CORTAZAR se dibuja solita y me invita a llegar al Cielo.
La Bicicleta Blanca de PIAZZOLA pasa a mi lado con El Pibe de CHAPLIN en su asiento.
Empieza a llover, pero no cae agua, sino una lluvia de figuritas redondas de cartón y chapa que me bañan con risas olvidadas.
Mágicamente la niña-ayer está otra vez conmigo y no quiero soltarla.
Está en el tiempo de aprender que todo podía ser posible y de ignorar un futuro en penumbras.
Me resisto a pensar, mi cerebro ya dijo basta, lo bloqueo a propósito porque ya sufrí demasiado.
No más pensar en injusticias, en pecados innombrables, en abusos de unos sobre otros o en intolerancias del más fuerte.
Quiero mi sol, mi rayuela, mi bicicleta y mis figuritas.
Quiero ser YO con mayúsculas, alguien que pueda caminar porque si, sin rumbo fijo, sin documentos y sin la pena de saber que a lo mejor en la esquina me está esperando ese futuro al que le esquivo.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

martes, 17 de junio de 2008

GÁRGOLA


La Gárgola de piedra bosteza aburrida posada justo en el arbotante mayor de la Catedral de Notre Dame.
La despertó la ronca campana llamando a misa.
Este día se presenta igual a todos y a veces se le hace eterno el paso del tiempo.
No hay nada nuevo ahí abajo.
La misma gente, apurada por llegar a ninguna parte.
Autos atorados desde siempre en el semáforo de la esquina.
La plaza cercana está borracha de verdes que aturden, con el eterno mendigo durmiendo en uno de sus bancos, tapado de rocío y con un sombrero viejo hecho de hojarasca.
Poco a poco las niñeras de almidonados uniformes, comienzan con su paseo de cochecitos, haciendo oídos sordos a los reclamos de los pequeños pasajeros, tal vez porque piensan en la noche pasada junto a un amante y el corazón reclama la memoria, alejándolas de las urgencias infantiles.
El paso apurado del estudiante pisa sin querer las flores del cantero, se quedó dormido y llega tarde a su clase.
Todo como siempre. Tedioso y aburrido como siempre.
Pero no, algo cambió de ayer a hoy.
Ahí, en uno de los bancos, una pareja de enamorados está peleando.
La Gárgola se inquieta, estira su largo cuello y entrecierra los oblicuos ojos.
Quiere escuchar, después de muchos intentos por acomodarse a la situación sin perder el equilibrio, lo logra.
La discusión es simplemente por un tema de celos.
Reclamos y reproches, preciosos minutos perdidos -piensa la Gárgola- ¿para qué?.
No entiende a los humanos, para ella el amor es algo no registrado en su interior.
Por su condición pétrea, no hay sangre corriendo por el cuerpo; de tener sentimientos serían fríos y su corazón es un puñado de cemento ennegrecido por el paso de los siglos.
A punto de cerrar sus otrora flamígeros ojos para hacer la siesta diaria, mira otra vez hacia el banco de la pelea.
Ahora todo cambió, los “antagonistas” se están besando,
En ese micro mundo no quieren ver a nadie. Están solos y ni siquiera saben de la curiosidad de la Gárgola.
La figura de granito gris, gigantesca y temible, siente en su interior algo similar al calor que pasó el día del incendio del ala oeste de la catedral, pero hay una diferencia.
Ese día sintió el calor ardiente y pesado, pero hoy de sus ojos oblicuos cae algo parecido a la lluvia, tal vez sea eso que los hombres llaman lágrimas.
La emoción de la Gárgola nos dice que no todo está perdido, mientras exista una pareja peleando por celos para poder reconciliarse con besos.
No todo está perdido, porque descubrimos que hoy el AMOR es lo único que puede hacer llorar a la piedra.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

lunes, 9 de junio de 2008

BASURA


Noche cerrada, busco tu camino con las manos extendidas
evito esas puertas que ya no me conocen
adivino balcones con las persianas bajas.
La luna en cuarto menguante también me retacea su luz,
y la brasa roja del cigarrillo
no me alcanza, ni me ayuda a iluminar
el andar vacilante de estos pies cansados.
Tengo frío y la bufanda que tapa mi boca
recibe un aliento borracho de ginebra,
que cuenta el tiempo ganado en el boliche de Don Justo.
Un farol al doblar la esquina, le da la bienvenida a mi sombra.
Ya somos dos los que erramos sin descanso.
Quiere escapar pero me aferro a ella, le doy un beso
y la acomodo sobre mis hombros.
Un gato vagabundo, de pelaje que alguna vez pudo ser gris,
frota en mis pantalones sus bigotes expertos en tachos de residuos,
lo alzo despacio, le hablo al oído y cierra los ojos asintiendo.
Desde ahora soy su discípulo, él va a enseñarme a hurgar en la basura
quizás ahí te encuentre y comprenda por fin
que tu amor no es reciclable.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

lunes, 26 de mayo de 2008

POEMA EN AZUL NEGRO


Azul negro, lágrima de destierro.
Blanco insolente.
Azul negro con cuerpo cansado.
Blanco arrogante que castiga su espalda.
Nombre ampuloso, escriben: Conquista.
Ambición en loca carrera.
ÁFRICA llora con todos sus verdes,
y el dolor trepa por lianas infinitas.
Un ruido de grilletes,
apaga el Ton-Ton de la magia natal.
Las criaturas de la selva escapan por instinto.
Sólo las hienas acompañan la cacería.
Ahora, en todo el continente negro llueve.
Suave llanto que moja el desconsuelo
por los hijos ausentes, ajenos a la libertad.
Esos, los azul negro que con sus manos cansadas
están dibujando con la blanca espuma del mar,
su futuro de esclavos.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

miércoles, 14 de mayo de 2008

CAJA DE PANDORA


Bailan en mi hoguera encendida.
son las chispas que acercan algo de luz
y un retaceado calor al oscuro callejón de esta agonía.
Van envolviendo poco a poco el alma escarchada
y crean un mundo irreal en el que me sumerjo.
Se apagan, se enfrían, su destino es efímero,
pero dejan pequeñas heridas, que allí,
al final de la noche son la sumatoria de todo el dolor.
Pensar que pueden elevarse al infinito,
es tratar de convertirlas en algo más cierto
que los segundos que separan la vida de la muerte.
Mi calendario vital está lacrado,
ya no pueden ni la luz ni el calor abrir cerrojos oxidados.
Soy la mujer que amó un imposible.
esa que supo atesorar exiguos momentos
y ensayó tibias sonrisas
marcando su felicidad en un negativo fotográfico.
Él llegaba con una historia inédita,
con caminos recorridos sin la compañía de mis pasos.
Callé las voces sabias de mi edad,
hice con el cuerpo, una caja de Pandora,
de donde cada día él podía sacar algo distinto e impredecible.
Supe de la magia de besos robados
y saboreé los que recibí como ofrenda.
Fui el arco sin flecha, el arpón sin soga y el corazón sin latidos.
Una pianola repitiendo sin cesar los te quiero en Mi sostenido.
No dudé en ser arcilla para ese devenido alfarero.
Hoy, ya no está.
A mi lado veo la flecha perdida que completa el arco.
La pianola calló su voz tartamuda.
Aferro la soga del arpón en mis manos
y me doy cuenta de que el corazón sin latidos
está escondido y llorando su destino sin remedio.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

miércoles, 7 de mayo de 2008

CARTA DE AMOR Y DESAMOR


Quise encabezar esta carta de una y mil formas, pero todas tenían algo que no me conformaba.
Por ejemplo, dirigirme a vos llamándote “Querido” traía a mí el sabor amargo que deja una derrota.
Garabatear tu nombre era sentir sobre la piel como cada letra se clavaba en ella y se convertía en un silicio
impiadoso.
Es entonces que opté por escribirte así, sencillamente y abriendo de par en par mi corazón.
Hoy: decido dejarte; no más preguntas a mi alma, no más dudas sobre si mi proceder es acertado o no.
Llegó por fin mi tiempo, ese que había perdido por seguirte como una geisha sumisa y expectante ante tu
más mínimo deseo.
Lo recobré así, de golpe, me dio de lleno en el cuerpo, la razón y la sangre.
Tan fuerte me golpeó que casi me voltea.
Tardé en recobrarme apenas segundos, mis ojos se abrieron a una nueva luz y todo tomó su verdadera
dimensión.
Ví las calles conocidas, asfaltadas a nuevo, como esperando mis pasos recorriéndolas sola o tal vez de la
mano de otro hombre, alguien al que yo le importe y quiera invadirme con su amor.
Al abrir la puerta de mi casa esta mañana, el sol me hizo un guiño cómplice, como diciendo “Aquí estoy”,
acercáte a mí y todo este calor es tuyo.
Vuelvo de la oficina, ya es de noche, de improviso veo sobre mi blusa la figura de una mariposa de luz, es mi
vieja amiga la luna; la que a pesar de su frialdad se prende con fuerza a mi pecho y me da la tibieza que
nunca me diste.
Ahí, en ese instante, todas mis horas pasadas o perdidas a tu lado (no sé bien cómo llamarlas), retornan
como flashes confirmando que sólo fui una soñadora aferrada a vos, sin alcanzar a percibir lo que flotaba
en el aire, esa doble vida tuya cerrada para mí y abierta para todos.
Me ví sola, abriendo las manos y dejando escapar de ellas una a una las cuentas de ese collar de perlas
negras que esperándote había enhebrado con los amaneceres y los ocasos no compartidos conmigo.
Otra, tal vez mejor que yo se había hecho dueña de todo lo que creí era mío, sueños y destino junto a vos.
Creí morir, cuando en uno de esos ratos chiquitos y mezquinos que pasabas cerca de mi, tu coraje asomó y
hablaste, pisoteaste y humillaste a la que hasta ese instante te había erigido con referente de su amor.
Entonces, ante “Tu Verdad” ¿para qué luchar?
Tratar de vencer ganando ese duro combate contra “ella” hubiera significado dejar sobre el campo de batalla
mi cuerpo desangrado y mi alma desnuda y desolada.
Cuerpo y alma sobre los que plantaste la bandera de otra casa y el escudo de otra dueña.
Ahora, más serena, estoy tratando de ser feliz, no tengo posesión alguna, todo lo mío lo perdí en tus manos;
pero te aseguro que rescaté un rincón de mi corazón, lo salvé de la hecatombe.
Cuando empezó a latir me gritó que estoy viva y respiro nuevamente. ¡Es realmente increíble!.
Te pido por favor que no me llames, ni pretendas como antes colarte por mi ventana para dejar un jazmín
sobre mi almohada, o pases frente a mi balcón silbando aquella melodía.
Que tus pasos no me sigan como perros de presa. Que hagas ese viaje que proyectamos tantas veces
para poner una distancia infinita entre nosotros.
No acuses a nadie de esto que nos pasa, si te mirás al espejo lo vas a descubrir.
Yo, prometo no esperarte y no llorar a gritos por este amor herido de muerte.
Solo así, muy despacio, volveré a ser una mujer, sin bastones ni muletas, una simple mujer que camine hacia
el encuentro de la vida recobrada.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

domingo, 27 de abril de 2008

MANOS EN MILAGRO


El boliche está vacío, un mozo aburrido y cansino se acerca a mi mesa.
Después de un día agotador en la oficina, trato de tomar la última lágrima.
Hago mi pedido y sé de antemano que va a traérmela tibia, casi fría.
Tengo razón, el encargado la despacha indiferente fingiendo una sonrisa.
En el costado del platito coloca un sobre de celofán con el mini-alfajor de maicena.
Húmedo como siempre.
Bebo un sorbo y miro a mí alrededor.
Las paredes manchadas de tiempo apenas tapadas por cuadros de dudoso gusto.
Sillas vienesas ancladas al piso. Mesas marcadas por codos insolentes.
Un piso de mosaico negro gastado por infinitos pasos que llegaron y se fueron.
La veo abrazada a él, blanca y suave.
La subo a la mesa y con mis dedos voy intentando cambiarle sus formas.
La sobo, la marco, la moldeo. Ella acepta el manoseo.
Me canso de triturarla y socavarla.
Ahora, puedo entender cómo de una acción devastadora puede surgir algo maravilloso.
Separo mis manos en el comienzo de un aplauso para la obra terminada.
Con vos, pequeña criatura inanimada, fui capaz, con innumerables cortes de construir un puente blanco.
Pago mi lágrima y me voy del boliche.
Por la ventana veo al mozo leer en esa servilleta descartada, el nombre de mi hombre, de mi amor.
Esta vez, la magia del Origami, obró el milagro.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

domingo, 13 de abril de 2008

DEYAVU


Esa calle y los pasos marcados en barro y escarcha.
Dicen que estuve por ahí.
El dormitorio con las paredes húmedas.
Cuenta de un dueto de alientos
Un espejo, su luna azogada reflejándome
y la certeza de mi estar frente a él.

Escucho pasos acompañados en la calle.
Siento que me quema el fuego de otro aliento,
tal vez sea el tuyo buscando mi piel.
En el espejo, tu figura.
Cuerpo de chelo en celo, esperando por mí.
Pelo negro y ojos ventanas al paraíso.

Cierro los ojos musitando un ruego:
¡Por favor, que esto no sea un DEYAVU!

Repito escenas ya vividas.
Tus arpegios me envuelven en un Molto Vivace inevitable.
La lluvia en la ventana de tus ojos, moja mis manos,
Tal vez alcance para poder bañarme nuevamente
en el Mar Negro de tu pelo.

lunes, 31 de marzo de 2008

BELGRANO en SOLEDAD


La figura del barco pirata, oculta el sol.
Se sumerge y prepara el ataque.
Torpedos que van a teñir de sangre el mar.
Ya nada se interpone en su camino.
En la lejanía, otro barco está clamando Justicia.
No pide nada ajeno a la verdad.
Pero ahora lo verdadero se transforma.
Atroz equívoco del hombre.
Guerra demencial declarada en arrogancia.
Acuñada con declamaciones fatuas.
Declamada con ademanes voluptuosos.
Allá, el barco, empezando a sentir la soledad.
Y deseando anclar en SOLEDAD.
La Reina de la Avaricia da la orden.
Todo está dicho, herida mortal.
Desde el cielo tal vez BELGRANO.
Esté envolviendo sus cuerpos con la bandera de la patria.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

domingo, 30 de marzo de 2008

INFINITUD


Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX,
no nos parecerá que lo más grave son las fechorías de los malvados,
sino el escandaloso silencio de las buenas personas.
Martin Luther King



Son tantos, que ya no hay lugar en la tierra para ellos.
La cuenta es infinita.
Redondos que se transforman y se achinan.
Oblicuos dibujándose en monedas circulares sin valor.
Todas las tormentas se reflejan en los grises,
y el verde de algunos es pasto incendiado y seco.
Allá, en el rincón más oscuro se refugian los otros,
esos que tiñen de negro su origen marrón.
Abrieron sus puertas al dolor y al espanto.
A pesar de la lluvia,
sólo hay sal en el lecho de esas lagunas.
Cuencas de ríos sin caudal.
Ya hace muchos días que llueve.
y saben que va a llover siempre.
La metralla les pone mil cerrojos de fuego.
En este mediodía, en el campo de batalla,
un sobreviente trata de llorar e inicia por enésima vez
la cuenta de los ojos de sus hermanos caídos.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

miércoles, 26 de marzo de 2008

FADO


Los brazos caen balanceando la furia,
opaca la mirada, negando la noche,
esa boca que besó sabia en nuestra historia
balbucea en ausencia.
¿Cómo encontrar la puerta a la locura?
para volver a abrirla en el amor del fracaso.
Pobre amor sin rumbo cierto,
acunado por un fado de abandono,
varado en la playa
esperando que la barca retorne
escorada a sotavento.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

sábado, 22 de marzo de 2008

ALFOMBRA DE LÁGRIMAS



Era el tiempo de Pascuas,
caminé por el campo, deseando hallar descanso,
la hierba fresca y húmeda,
debajo del olivo, se ofreció como alfombra.
Al sentarme noté que el árbol sollozaba,
quise saber porqué y apenas agitó algunas de sus ramas.
…”Escúchame viajero,
la historia es muy antigua,
y la vivió otro árbol, de esos, de mi casa.
Un día muy glorioso, saludó con sus brazos,
a un hombre que fue todo,
puro en su cuerpo y en su alma,
Lo llenó de frescura,
y aromó sus pisadas.
Poco después, el árbol, ese mismo, el de mi casa,
supo de aquél martirio,
en el monte cercano,
y ya no tuvo sentido,
alegrar con sus ramas
o aromar los caminos sembrados de pisadas.
Fue justicia de hombres,
la que marca una espada.
La cruz se vió rodeada de ramas inclinadas,
del olivo que otrora reía y no lloraba.
Con el paso del tiempo,
los olivos no ríen,
están fijos al campo,
con su copa agobiada,
ofreciendo al viajero
una alfombra de lágrimas.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

jueves, 20 de marzo de 2008

AMANTE PERFECTO


Vuelvo a verlo,
su inmensidad me atrae,
sé que cambia de color sólo para mí,
lo respeto y le temo,
lo amó y mirándolo pierdo la noción del tiempo.
Siento en mi boca la sal de su saliva,
me hundo en él,
me espera y me abraza,
me dejo ir, me atrapa en sus brazos
y mi cuerpo está bañado de luz, agua y sal.
Es el amante perfecto,
todo lo da y todo lo pide,
no me resisto, soy suya,
y él también es mío.
Lo nombro de mil formas,
lo siento de otras tantas,
a pesar de los años, sigue siendo el mismo,
aquél del nombre más corto,
por siempre y para siempre:
el MAR – mi eterno amante.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

A PABLO NERUDA


...mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
(de 20 Poemas de amor y una canción desesperada - Poema 18)
Pablo Neruda


Nacimiento madurado con uvas de Parral en Chile,
rieles paternos que le marcan un destino viajero
paloma dormida es la figura ausente de su madre.

Escribe Nocturno ideal y no le basta.
Crea Crepusculario y ya es él con mayúsculas.
Precoz avalancha de palabras en rima.

Negro el mar de sus tormentas,
cascada en tonos disonantes esa voz de poeta.
transformadora de guijarros en diamantes.

Ama más allá de las noches y los días.
Vive con la intensidad de un poseso.

Llora su amistad sobre el cuerpo del vate Federico,
el de la copla moruna,
que yace con flores de balazos negros en su pecho.



Pasó la vida y ya no estás en tu casa con alas al mar,
poblada de pájaros y sueños, de amaneceres sin sombras.
de palabras escritas con pluma de halcón y papel de viento,
la Isla negra sigue iluminada por tu luz.

El legado está intacto, referentes poemas
bálsamo del amor, líneas de pasión y sangre.

Yo te convoco Neruda, busco tu sollozo ahogado en licor,
navego el mar de la isla, recorro tu casa blanca,
canto isas marineras y camino viejas sendas que no te olvidan.

Sentada en la arena, espero a mi musa que no vino a verme,
no la llamo, porque sé que está bañándose en tu mar de palabras sabias
y abrevando su sed de sabiduría
en el pozo de tu sombra inolvidable.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

a mi nieta LUCÍA


El mundo gira a tu alrededor,
y tiene el color que tu paleta quiere darle.
Esa voz que demanda, prepara la lucha
entre complacerte o no.
Hoy, tengo en mis manos, por si lo extrañas,
el pañuelo de los mimitos, que te ayudaba a dormir.
Horas sin sueño, mamaderas de amor,
todo pasó frente a nosotras,
marcando mi alma con cicatrices de caramelo.
Ahora, después de algunos años
descubro que nada tiene sentido sin tu risa,
sin esa mancha de no se qué en tu remera,
o sin la “curita” colocada en una herida imaginaria.
Todo lo posible explota en tu universo,
con mil luces de artificio.
Aúno tus latidos a los míos, te acuno,
y ensayo un arroró en tiempo de “salsa”.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

AZULES


Mi brújula señala otro norte, y estoy alejándome del hoy.
Ave Fénix que alza vuelo, con montura, riendas de plata
y negras alas renacidas en azul.
Se acerca el fantasma de Ícaro
con las suyas quemadas por aquella audacia solar,
y creo ver en los ojos sin pupila, un ¡Perdón por no ayudarte!
Dejo atrás el ayer de tormentas y huracanes.
Allá abajo están tus ganas de enlazar mi vuelo,
y el silbido del lazo rompe la armonía del silencio.
Suavemente muevo las riendas,
lo dejo pasar, te ignoro y sigo el viaje.
Al alejarme puedo verme reflejada en el espejo del lago.
Veo mi cara sonriendo,
en mi pelo se enredó un penacho de plumas azules,
mi cuerpo cansado está pintado en sol mayor,
renací otra vez de entre mis cenizas
y mi graznido es un grito por la libertad recuperada.
ALICIA CORA FERNÁNDEZ

miércoles, 19 de marzo de 2008

ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS


La pelota del balón se desvió
y tiró en la vereda con forma de rayuela
ahí, cerquita de la barrera
a la farolera que tropezó..
Su carita de muñeca vestida de azul
en la calle se manchó
con la mancha venenosa.
Estaba cantando
con la paloma blanca, el Vals de las horas,
para Mambrú,
Él era un soldado que dicen murió en la guerra.
Todo mentira,
en la plaza de la calesita, entre otras estatuas
está la suya, y en las noches de luna llena cobra vida
para desfilar al son de una marchita,
montado el caballito con los ojos tapados.
Por el tobogán de la vida
se deslizaron mis sueños,
y los raspones contra el suelo fueron pocos.
El sube y baja, me alzó y bajó a su antojo,
dándome la yapa acaramelada de los recuerdos.
En las hamacas pude ver más allá de mi estatura.
Ahora, con el alma
subida en la bicicleta azul metalizada
recorro las fotos amarillas de mi niñez
y deslizo mis dedos sobre ellas.
Tal vez como el hada del cuento de Pinocho
pueda darles vida, humanizarlas y ser por unas horas
esa Alicia en el país de las maravillas,
que recobra su corazón de juegos.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

a mi nieta SOFÍA


Insolencia en los gestos,
avalancha de palabras,
Un ayer de pañales en recuerdos
y el hoy de tacos altos gritando estoy aquí.
otean de reojo al futuro todavía imperfecto.
Huracán y torbellino, catarata y volcán.
Mezcla de emociones con salida al mar de tus ojos.
Estás a mi lado y todo el universo es mío.
Tu ausencia marca con señales de fuego
este corazón que te ama hasta el cielo con pasitos de bichitos de luz
Una pregunta tonta gira al son de un “regaeton”
y la susurro despacito en tu oído.
yo soy tuya, pero ¿vos sos mía?
¿Podrás alguna vez contestarla?

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

a mis hijas - MUTIS POR EL FORO


Las miro,
las acaricio con el pensamiento.
Ensayo besos y mimos despojados,
y toco sus ojos a través del tul invisible del tiempo.
Les hablo en mil idiomas y modulo lenguas muertas.
Por ellas, y sólo por ellas,
invoco a dioses falsos para que las protejan
y elevo mis plegarias, al Dios omnipresente,
poniendo en mis palabras una Fe rediviva.
Puedo llenar sus manos con ramos de violetas,
tejerles con jazmines dos sombreros de fiesta.
Son mías, ya no tanto.
El camino que siguen ya no es cotidiano,
hacen sus propias rutas, comen en otros platos.
Yo, actriz del protagónico, integro un rol de Extras,
la obra ya es finita, débil puesta en escena.
Pisar este escenario me acelera la sangre
el ropaje de actriz es papel arrugado,
lastiman la cabeza los zapatos sin suela,
desflecado y teñido mi pelo color árbol.
Están iluminadas por un spot de vida.
Escucho mil aplausos, que ahora son de ellas.
Sólo quedan algunos de los que fueran míos,
mezcla de gozo y magia, bañado en oro claro,
corazón y latidos, desolado paisaje.
Me gritan impacientes un mutis por el foro
inclino la cabeza, agradezco,
y murmuro despacio, hijas mías: LAS AMO.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

CADENAS SUELTAS


Diferencias entre:

Estar preso y estar encerrado.

Preso:
De tus gitanos ojos negros.
De tu cuerpo leve y quebradizo.
De tus manos suaves e impacientes.
De tu boca, maestra en un pecado de besos.
De tus planes, aquellos que nunca me pertenecieron pero que adopté como míos.
De tus abandonos, de los que sí, fui dueño absoluto.

Encerrado:
En mis penas, las que incorporé a mi llanto cotidiano.
En mis errores, tratando sin suerte de analizarlos.
En mi cuarto, que en cada rincón me grita que ya no estás aquí.
En mi auto y en mi barco, solo de toda soledad,
escuchando los CD que olvidaste
y soplando las cenizas de tus cigarrillos rubios apagados como yo.

Ser liberto y vivir en libertad.

Liberto:
Por tu acto de sinceridad.
Por tu dejarme ir sin detenerme.
Por tus brazos que me soltaron al fin.

Vivir en libertad:

Es respirar el aire puro del campo y el río.
Es escuchar la voz de otra persona a mi lado, sin extrañar la tuya.
Ser definitivamente alguien y querer a otro alguien que no sos vos.

Mi vida, tan imprevisible, está marcada por diferencias.
Quiero vivir en libertad y el ser Liberto no me interesa.
Las prisiones y los encierros voy a dejarlos para vos.

Ahora, en el hoy, le confirmo a este Nuevo Amor Mío, recién estrenado,
que el dogal de sus brazos es la única prisión y el único encierro que acepto.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ