miércoles, 16 de julio de 2008

MAGIA EN LA VEREDA


Vuelvo a mi barrio y después de tantos años todo cambió,
Las últimas glicinas se agostaron en sepia.
Las casas bajas cayeron en silencio, llevándose mi infancia en sus escombros y las que sobreviven al progreso, están como detenidas en el tiempo.
Inicio la Búsqueda del Tesoro de mi niñez y la calle me grita el lugar exacto.
Piso una vereda, no importa cuál, y la baldosa floja junto al jacarandá me recibe con una sonrisa de costado.
Un Sol de VAN GOGH forma sólo para mí arabescos de luz.
La Rayuela de CORTAZAR se dibuja solita y me invita a llegar al Cielo.
La Bicicleta Blanca de PIAZZOLA pasa a mi lado con El Pibe de CHAPLIN en su asiento.
Empieza a llover, pero no cae agua, sino una lluvia de figuritas redondas de cartón y chapa que me bañan con risas olvidadas.
Mágicamente la niña-ayer está otra vez conmigo y no quiero soltarla.
Está en el tiempo de aprender que todo podía ser posible y de ignorar un futuro en penumbras.
Me resisto a pensar, mi cerebro ya dijo basta, lo bloqueo a propósito porque ya sufrí demasiado.
No más pensar en injusticias, en pecados innombrables, en abusos de unos sobre otros o en intolerancias del más fuerte.
Quiero mi sol, mi rayuela, mi bicicleta y mis figuritas.
Quiero ser YO con mayúsculas, alguien que pueda caminar porque si, sin rumbo fijo, sin documentos y sin la pena de saber que a lo mejor en la esquina me está esperando ese futuro al que le esquivo.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ