jueves, 25 de septiembre de 2008

UN HIMNO PARA BAJAR DE LA CRUZ


Aquí, en el hueco del olvido que me protege de la ignominia,
puedo consolar a mi ego maltrecho.
Quisiera sentir algo del amor que extraño.
Amanezco con las puntas de los dedos heridas
por agujas bordadoras en una noche sin rumbo
y pienso en qué recodo dejaron mi dignidad.
Hoy pretendo visitarme.
El atajo de la vergüenza seguramente me llevará con prisa
y el castigo de algunos sobre mis espaldas cansadas no se hará esperar.
El camino largo, sin duda va a demorar mi destino,
pero sé que al final, me está esperando la verdad.
Mis deseos incumplidos lloran en silencio.
El volver a ser amada,
implica poner a buen resguardo
a los que no se apiadaron ni se apiadan de mí.
Es arrancarme la corona de espinas y bajar de la cruz.
Vos, que me habitás, ayudame.
Dame tu mano, caminemos,
y hagamos que los pasos de la redención
marquen en voz baja los compases del himno nacional
que me honra como República.


ALICIA CORA FERNÁNDEZ

sábado, 6 de septiembre de 2008

LA LUZ DE MI SOMBRA


Estoy parada en esta elegida soledad,
con los vientos en calma el aire se respira más puro.
Tu recuerdo ya no acelera los latidos de mi corazón.
Aquellos aguaceros de mis lágrimas cumplieron su labor
secando los brotes de los rosales.
Creo haber dejado atrás todas las tempestades.
Soporté estoicamente tu lanza de guerra,
y ahora sé que es inútil sostener en mi mano la pipa de la paz,
no la fumamos juntos, y eso ya no me angustia.
En el lugar donde miro al sol y se me achinan los ojos cegados
hay una silueta que asomada dice presente.
Trato de ver y pongo mis manos en visera
Allí está, es la luz de mi sombra
que en un atisbo de coraje se funde a mi cuerpo
y me devuelve las ganas de ser otra vez yo.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ