domingo, 8 de marzo de 2009

AQUELARRE EN LOS ESPEJOS


El atardecer con su cuota imprecisa de noche y día
estaciona en una galería de espejos que invita al aquelarre.
Mi figura se multiplica en las lunas azogadas,
y se acurruca en el fondo de pupilas con pestañas de sueño.
Este camino espejado me devuelve amores,
esos que se fueron y dejaron graffitis de ternura tatuados en el alma.
Aun duele la nostalgia de patios vestidos de otoño
y de aquel susurro de una radio disfónica en 2 x 4
Estoy negándoles partir, los encierro egoístamente y se quedan sin quejas.
Ahora veo a alguien parecida a mí cubierta por un blanco vestido de novia.
Una luna más allá me regodeo con amados embarazos
que justifican esa imagen con tres talles más.
Llego al último espejo y antes de tener la noche en el alma y en los ojos
revuelvo el caldero borracho de incienso
tratando de hallar algo que me diga que todavía estoy.
La piedad es conmigo
y estoy,
no igual, ni siquiera similar a la que fui.
La nueva luna le regala alas a mi espalda,
pinta un halo de luz a mi alrededor,
y me ayuda a reconocerme.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ