martes, 19 de enero de 2010

HAITÍ



Se huele y el aire me devuelve olor a muerte.
Se siente, y mi alma grita de dolor por no saber dónde queda la misericordia.
Se palpa, y mis manos llenas de polvo y sangre, están queriendo atrapar la redención.
Se ve, el paisaje es negro, como una noche eterna llena de fantasmas.
Se oye, y la letanía de un ruego multiplicado por cientos se transforma en réquiem.
Se huye, y no es cobardía, es simplemente un loco desvarío hacia la nada.
Se pide, y a pesar del hábito de hacerlo, esta vez un sonido gutural atraviesa mi garganta seca.
¿Cómo se vuelve a la felicidad?
¿En qué recodo de la vida el gozo por vivirla está escondido?
¿Será cierto este desconsuelo y este imposible reencuentro con mis raíces intactas?
y
¿Dónde encuentro a Dios para decirle que necesito su mano, para calmar tanto dolor?
Estoy desposeído, vacío y hueco en un paisaje ajeno a mí.
No sé si el próximo NN seré yo.
Estoy muy cansado, tengo sed y hambre.
Hace ya muchos días que no duermo.
Ahí, cerca de lo que fue mi casa, está la silla de mi abuela.
Tal vez y a pesar de sus patas rotas, me de descanso.
O se transforme dentro de mi pesadilla en la silla eléctrica que me redima.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ

domingo, 10 de enero de 2010

AL...



Ni ayer ni mañana,
hoy, es el momento perfecto para recordarte.
Por vos, mi primer poema a los trece años fue cierto.
El corazón inventaba latidos nuevos,
todas las noches se adornaban con un sol de fuego
y los días prendían en los árboles lunas plateadas.
Lo verdadero parecía mentira y lo falso era verdad.
Un viaje a la laguna de Punta Lara ayudó al abrazo y al beso.
Las bicicletas de la tardes transportaban en su grupa,
sueños adolescentes con causa y sin lógica.
A veces no me veías y a veces yo era tu reina.
Fuiste el despertar y ahora entrás en el cono de sombras del olvido
Hace mucho tiempo ocupamos un bote sobre el agua quieta,
desde hace una semana sé de tu muerte
y tu recuerdo se hunde irremediablemente como el Titanic,
el glaciar te recibe
y yo sigo a flote dibujando tu nombre sobre el hielo.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ