viernes, 20 de enero de 2012

ABRAZO ATEMPORAL


Allá, en la provincia de Misiones, la tala indiscriminada de árboles me conminó a escribir este poema. El abrazo suicida de las orquídeas aferradas a sus troncos no podré olvidarlo nunca, la autora.




Quiero salvarte,
no me abraces,
no me beses,
libráte de mi,
y dejáme salvarte.

Estoy llorando y niego mi llanto en verde y sepia.
Si no te salvo, nuestro abrazo muerto antes de tiempo,
va a amontonarse en camiones que no saben de amor.
En una danza mortal sin complejo de culpa,
se mezclan colores grises con pinceles de hachas.
y los certeros tajos apurarán mi caída.
Quiero gritar, decirle a ellos que la tierra también llora.
que están pasando a degüello a los pájaros.
No me escuchan,
se esconden en refugios antinucleares
que sirven para potenciar la sordera que eligieron.
No arrojan bombas,
mezclan sierras mecánicas con filos templados en fraguas nativas.
Coleccionan el sudor de espaldas morenas por sol y por raza.
No les interesan las lágrimas que bañan arrugas ancestrales.
Después de muchos días de rapiña, prepararán su botín.
Cargarán mi sangre talada sin tu amoroso abrazo
y a mis pájaros locos aferrados todavía a sus nidos derribados.
En la planchada del camión acopiarán actos de amor
y los cientos de abrazos entre orquídeas y árboles muertos
reposarán para siempre.

Quiero salvarte,
no me abraces,
no me beses,
libráte de mi,
seguí tu destino de orquídea
y orna la frente de una muchacha vestida de novia.
Tal vez, más tarde,
coloquen su foto de casamiento
sobre una pequeña mesa hecha con mi cuerpo de timbó.
En ese momento vas a poder abrazarme,
no habrá despedida y en un nudo de mi madera
va a dibujarse el beso que ahora no puedo darte.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ