domingo, 14 de febrero de 2010

"ELLA"


28 de julio de l956…

Tarde de lluvia, casi anocheciendo; la casa está en silencio y YO estoy en silencio.
La brisa otoñal se va transformando en un viento frío y molesto, que parece gozar golpeando las pocas flores que aún sobreviven mezcladas entre el césped.
Cada árbol sugiere con su sombra que son parte de un ejército fantasma con los brazos alzados hacia el cielo como incitándome a la lucha que ya perdí.
El invierno está muy cerca, faltan pocos días para que con su llegada me cuente del frío que trae consigo, sin saber que mi clima interior lo supera ampliamente.
Los pájaros que cantan desde el amanecer han vuelto a sus nidos.
Estoy sentada en la mecedora que también se acomoda al paisaje y suavemente me va hundiendo en un sopor casi placentero.
El abrigo de una manta sobre mis piernas me da el perfecto calor que necesito.
Antes de sentarme en el porche, corrí las cortinas del living, encendí la vieja lámpara de bronce y ordené las releídas revistas en la mesita ratona.
Ahora y en esta hora, todo el parque es mío, soy la dueña absoluta de mi vida, de mis actos y de mi soledad.
Pronto llegarán las ranas, croando sin cesar y saltando a mi alrededor, pero no las voy a escuchar.
El silencio es total, tampoco escucho tu voz, no me embeleso con tus canciones en inglés, no aturde mis oídos ese chiflido con los dos dedos dentro de tu boca con el que me llamabas cuando estaba lejos.
Desde ayer y para siempre mis recuerdos están vacíos de vos.
Sonidos queridos los tuyos, quizás esten escondidos en el pequeño monte de pinos que se ve a lo lejos.
La radio, mi compañera inseparable calló su voz a pesar de que la tarde anterior a tu partida le cambiaste las pìlas.
Pienso que tal vez tenga fuerzas para escribir lo que me pasa y después alguien pueda leer mis líneas.
Armo con la mesita del desayuno un improvisado escritorio.
Hojas en blanco, sobre y lapicera y en un rinconcito, justo ahí, tapada por un pañuelo está ELLA.
Tu adiós fue cortante, inesperado y doloroso.
Excusas todas, verdades ninguna.
Que estabas confundido – Que necesitabas tiempo para pensar – Que no querías hacerme daño – etc. etc. etc.
Las verdades las sé YO: Otro amor – Otra dicha – Otras expectativas.
Tus planes conmigo no existieron, existen ni existirán.
Tus planes con la otra: todos los posibles y todos los imposibles.
El último rayo de sol se cuela por debajo del pañuelo y ELLA me hace un guiño cómplice.
Voy a guardar en el sobre todas estas palabras para que en el futuro muestren solamente la huella de mis lágrimas.
No quisiera manchar de rojo el blanco papel en el que escribo. Ahora, te tocará a vos imaginar lo que sigue después de cerrar el sobre.
Ah, me olvidaba ---Te amé, te amo y te amaré --- Tuya siempre, YO.
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Nota: El día 29 de julio de 1956 se publica en el Diario local la noticia del suicidio de la dueña de la Estancia “Los Trigales”, acaecido en horas del día anterior.
El cuerpo fue hallado por el capataz de dicha Estancia.
La occisa tenía aferrado a su mano izquierda un sobre dirigido a su esposo y en la mano derecha
empuñaba una brillante pistola con el nombre ELLA grabado en una de sus cachas.

ALICIA CORA FERNÁNDEZ