No quiero que me leas por compromiso. No quiero que comentes mis poemas con hermosas palabras dictadas por tu amistad. No quiero que seas piadoso al leerme. No quiero que me des tu voz en halagos. Quiero tus palabras sinceras de crítica sana, la piedad es lo peor que le puede suceder a un poeta y por eso pido tu franqueza. Y finalmente quiero que tus comentarios partan de tu alma a la que previamente tendré que haber conmovido. Gracias por ser mi amigo.
lunes, 19 de abril de 2010
VIAJO A EUROPA
Los dejo por unos días, no me extrañen mucho o si, extráñenme como yo a ustedes.
Me voy a Europa con mi esposo y cuando vuelva les prometo que voy a traer fotos y me inspiraré para escribir poesías con los oídos, los ojos y la voz puestas en la cuna de la civilización. Hasta pronto y besos, besos, besos.
domingo, 11 de abril de 2010
FELICIDAD EN UNA NOCHE DE ABRIL
Todo hacía suponer que lo maravilloso vendría después, mucho después.
Los patrones de conducta mutilaban las ansias.
La libertad era sólo un reflejo a la distancia y se obtenía con una libreta roja en la mano.
No, a la libertad de poder elegir con quién, cuándo y dónde conocer el amor.
No, por el no mismo; sin explicaciones.
Algunas, como yo, acataban sin dudar, sin pelear, sin discutir, sin cuestionar.
Las otras, las llamadas ovejas negras o descocadas
se rebelaban y la felicidad les cantaba melodiosamente al oído.
Las que obedecíamos a ciegas, nos enamorábamos,
con los deseos y las ansias murmurando y rumiando en el corazón y en el cuerpo.
Firmábamos un compromiso de sangre y de papel.
y le entregábamos a él todas las primicias como premio a la espera.
Dudosa espera la suya, él no esperaba, era hombre,
y sus acciones eran las lógicas del macho guía de majada de mujeres ovejas.
Miro a lo lejos y me veo en la iglesia,
con mi vestido indudablemente blanco como un vellón, esperando al amor.
Ahora a cuarenta y seis años de ese día,
no quiero ni me interesa justificar la espera,
pero de algo estoy segura,
sigo enamorada como esa noche de Abril, en la que deje de ser oveja para convertirme en mujer.
ALICIA CORA FERNÁNDEZ
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