El mundo gira a tu alrededor,
y tiene el color que tu paleta quiere darle.
Esa voz que demanda, prepara la lucha
entre complacerte o no.
Hoy, tengo en mis manos, por si lo extrañas,
el pañuelo de los mimitos, que te ayudaba a dormir.
Horas sin sueño, mamaderas de amor,
todo pasó frente a nosotras,
marcando mi alma con cicatrices de caramelo.
Ahora, después de algunos años
descubro que nada tiene sentido sin tu risa,
sin esa mancha de no se qué en tu remera,
o sin la “curita” colocada en una herida imaginaria.
Todo lo posible explota en tu universo,
con mil luces de artificio.
Aúno tus latidos a los míos, te acuno,
y ensayo un arroró en tiempo de “salsa”.
ALICIA CORA FERNÁNDEZ
y tiene el color que tu paleta quiere darle.
Esa voz que demanda, prepara la lucha
entre complacerte o no.
Hoy, tengo en mis manos, por si lo extrañas,
el pañuelo de los mimitos, que te ayudaba a dormir.
Horas sin sueño, mamaderas de amor,
todo pasó frente a nosotras,
marcando mi alma con cicatrices de caramelo.
Ahora, después de algunos años
descubro que nada tiene sentido sin tu risa,
sin esa mancha de no se qué en tu remera,
o sin la “curita” colocada en una herida imaginaria.
Todo lo posible explota en tu universo,
con mil luces de artificio.
Aúno tus latidos a los míos, te acuno,
y ensayo un arroró en tiempo de “salsa”.
ALICIA CORA FERNÁNDEZ
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