
El atardecer con su cuota imprecisa de noche y día
estaciona en una galería de espejos que invita al aquelarre.
Mi figura se multiplica en las lunas azogadas,
y se acurruca en el fondo de pupilas con pestañas de sueño.
Este camino espejado me devuelve amores,
esos que se fueron y dejaron graffitis de ternura tatuados en el alma.
Aun duele la nostalgia de patios vestidos de otoño
y de aquel susurro de una radio disfónica en 2 x 4
Estoy negándoles partir, los encierro egoístamente y se quedan sin quejas.
Ahora veo a alguien parecida a mí cubierta por un blanco vestido de novia.
Una luna más allá me regodeo con amados embarazos
que justifican esa imagen con tres talles más.
Llego al último espejo y antes de tener la noche en el alma y en los ojos
revuelvo el caldero borracho de incienso
tratando de hallar algo que me diga que todavía estoy.
La piedad es conmigo
y estoy,
no igual, ni siquiera similar a la que fui.
La nueva luna le regala alas a mi espalda,
pinta un halo de luz a mi alrededor,
y me ayuda a reconocerme.
ALICIA CORA FERNÁNDEZ
6 comentarios:
Bellísimo poema, amiga.
Me gustó mucho. Está como susurrado.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Los recuerdos son alegres , otras veces tristes , pero siempre uno es el mismo aunque pasen los años Me encanto este poema Lia
Muy lindo mami!! Un beso grandote. Nani
Qué emotivo, Alic!!!
Me encantaron las imágenes.
Ésa es mi compañerita!!!!!!
Maravilloso poema con la magia de tu calidad de expresión.Aplausos!!!
Gracias por comentar siempre mis trabajos.
Abrazos y besos
Raquel Luisa Teppich
Muy hermoso este poema, Alicia. Te felicito. Es bellìsimo. Besos de Baby
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